
Los resultados de un metaanálisis y una revisisón sistemática muestran que las tasas de depresión y ansiedad fueron significativamente más altas en las personas con dolor crónico que en aquellas sin dolor (Pincha aqui) . Existe por tanto una conexión entre Depresión, Ansiedad y Dolor Crónico. El estudio analizó la prevalencia de depresión y ansiedad en pacientes con dolor crónico benigno o no oncológico.
Las personas con dolor crónico benigno que alcanzaron las mayores tasas de prevalencia en depresión y ansiedad, según el tipo de dolor fueron aquellas aquejadas de fibromialgia y las que tuvieron las puntuaciones más bajas fueron aquellas diagnosticadas de artritis.
La prevalencia difirió según la condición del dolor (más alta entre muestras de personas con fibromialgia [depresión, 54,0% (IC del 95%, 48,5%-59,4%); ansiedad, 55,5% (IC del 95%, 50,4%-60,4%)]; más baja entre muestras de personas con afecciones de artritis [p. ej., osteoartritis: depresión, 29,1% (IC del 95%, 20,3%-39,7%); ansiedad, 17,5% (IC del 95%, 6,6%-38,8%)]) y fue más alta entre personas más jóvenes (depresión, β = −0,02 [IC del 95%, −0,03 a −0,01]; ansiedad, β = −0,02 [IC del 95%, –0,03 a –0,01]) y mujeres (depresión, β = 0,69 [IC del 95 %, 0,31-1,08]; ansiedad, β = 0,90 [IC del 95 %, 0,48-1,33]). En cuanto a los diagnósticos, el 36,7 % (IC del 95 %, 29,0 %-45,1 %) presentaba trastorno depresivo mayor y el 16,7 % (IC del 95 %, 11,8 %-23,2 %) trastorno de ansiedad generalizada. Las mujeres, los jóvenes y las personas con dolor nociplásico (es decir, dolor derivado de una nocicepción alterada sin daño tisular) fueron las más propensas a presentar depresión y ansiedad.
Como ya hemos comentado en este blog en el caso del estrés (Pincha aqui) o en el caso de la relación entre la depresión y los trastornos cardiovasculares (Pincha aqui) , estudios bien contrastados (Pincha aqui) concluyen que la depresión, las creencias de miedo-evitación y la catastrofización del dolor tienen influencias significativas en la trayectoria de la atención del dolor. Se ha sugerido que las intervenciones clínicas que abordan estos dominios benefician a los pacientes a través de la reducción de la carga de la enfermedad, las medidas de calidad de vida y la disminución de la utilización de los recursos de atención médica.
Los resultados de esta revisión refuerzan la comprensión de que los factores psicosociales se asocian con la cronicidad en el Dolor crónico no oncológico en la transición del dolor agudo al crónico. Las implicaciones sugieren la utilidad de incorporar estos hallazgos en medidas preventivas mediante guías clínicas y el desarrollo de una estrategia nacional para impulsar una revolución cultural en el tratamiento del dolor. En definitiva, es necesario reconocer el modelo biopsicosocial en todas las afecciones del Dolor crónico no oncológico y desarrollar la base de evidencia adecuada para guiar la predicción psicosocial de la cronicidad en todo el espectro de la atención del dolor.
JUL