El suicidio. Segunda causa de muerte en jóvenes

El suicidio es la segunda causa de muertes en jóvenes, sólo por detrás de los accidentes de tráfico en chicos de 15 a 29 y también la segunda causa de muerte en chicas jóvenes del mismo rango de edad, sólo por detrás de los problemas derivados del aborto o del parto, según los datos manejados por Unicef y la Organización mundial de la salud.

Las enfermedades mentales no entienden de fronteras ni de niveles socioeconómicos.  La mitad de los trastornos mentales en jóvenes se inician antes de los 14 años. La depresión afecta a 264 millones de personas en el mundo. La prevalencia de trastornos mentales en adolescentes es del 20%.

Llama la atención el hecho de que a pesar de que la primera causa de muerte evitable en nuestro país sea el suicidio, se empleen muchos más recursos en prevenir otras causas de muerte evitables menos frecuentes que ésta, a pesar de ser la segunda causa de muerte en jóvenes.

En el tiempo que uno consulta los mensajes de su teléfono o saca dinero de un cajero, se suicida una persona. Cada 40 segundos alguien se quita la vida.

En España, cada año se suicidan entre 3.600 a 3.700 personas. Sólo se computan los casos claros, pero existen otras cifras que se excluyen como accidentes de tráfico, caídas y otras causas accidentales, que  son computadas como accidentes, aunque no siempre lo sean.

Si bien la OMS establece el objetivo de reducir la tasa de suicidios en un 10% de 2013 a 2020, en nuestro país no existen Psicólogos generales Sanitarios en el Sistema Sanitario Público, sólo algunos psicólogos clínicos, siendo la ratio de psicólogos la más baja de los países de nuestro entorno (4.1 psicólogos por cada 100.000 habitantes), lo que lleva a una dramática ausencia de asistencia psicológica, y a la suplantación de este papel por otros profesionales sanitarios como enfermeros, médicos etc..

Los próximos retos a afrontar para reducir el suicidio en nuestro país pasan por abordar de una vez aquellos aspectos que lo favorecen como son: revertir la ausencia de programas que enseñen a gestionar emociones difíciles en jóvenes y adultos, abandonar el modelo biologicista de abordaje de los trastornos mentales, que sigue primando en nuestro país a pesar de estar a espaldas de la evidencia científica y aumentar la ratio de psicólogos hasta alcanzar las cotas de los países de nuestro entorno pasando de 4.1 a 18 psicólogos por cada 100.000 habitantes.

Como conclusión podemos decir que la implementación de políticas de prevención del suicidio, pasan por el incremento de profesionales de la salud mental así como de incremento de acciones formativas en el resto de profesionales que puedan ser capaces de realizar detección precoz de síntomas para que el suicidio deje de ser la segunda causa de muerte en jóvenes.

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