Fumar no protege ante la COVID-19.

La relación entre tabaquismo y riesgo de infecciones respiratorias está bastante bien establecida desde hace años. Fumar no es un factor de protección ante ninguna enfermedad de tipo respiratorio, por lo que es fácil sospechar que tampoco lo sea para el caso de la COVID-19, de hecho, los investigadores encontraron que fumar no protege contra la COVID-19.

Durante los meses de confinamiento ante la situación de  pandemia,  algunos medios de comunicación establecieron vínculos entre el consumo de tabaco y la propagación y gravedad del virus.

En una serie de artículos aparecidos en diferentes diarios de tirada nacional aparecieron supuestas evidencias sobre un cierto papel protector de la nicotina respecto a la posibilidad de contagio del COVID 19.

Ante estos datos, algunos investigadores realizaron una revisión de la literatura científica al respecto, concluyendo que el uso de tabaco aumenta el gen convertidor de la ACE2, que es la vía de anclaje que utiliza el COVID para fijarse al epitelio pulmonar. Por tanto los pacientes que tengan elevado esta enzima convertidora de la angiotensina, como ocurre con los fumadores, tendrán más riesgo de contagio.

Parece ser que el receptor de la enzima convertidora de angiotensina ECA2 es clave en la respuesta inmune cascada de citoquinas y está relacionada con la nicotina y sirve de anclaje del SARS-COVID19.

Algunos estudios reflejan que los fumadores tienen el doble de ingresos (es decir no solo se contagian más, sino que también tiene un cuadro más grave que requiere ingreso), que los que no fuman.

Los estudios que reflejaban una incidencia menor de contagios e ingresos en no fumadores, estaban sujetos a un sesgo o error metodológico conocido como “Falacia ecológica”.

El sesgo metodológico en los estudios  situaba a los fumadores como personas menos infectables por COVID, encontrando que los diseños carecían de fortaleza metodológica ya que eran estudios transversales en pacientes solo con COVID con sesgos de selección y sin estudios de cohorte. Por tanto, son estudios con un error metodológico que hacen imposible la generalización de los hallazgos. 

En conclusión, fumar no protege de la infección por COVID-19, sino que  aumenta las posibilidades de infección, por un lado aumentando los receptores de  la enzima ECA-2 y haciendo más fácil la entrada y replicación del virus, y por otro, debido al mecanismo asociado al consumo de tabaco boca-mano y rituales asociados al fumar.

A los esfuerzos preventivos implementados en nuestros días como son el aumento de la distancia interpersonal, lavado de manos, uso de mascarillas o cribados masivos, se debe seguir implementando desde el Sistema Nacional de Salud estrategias de sensibilización y deshabituación tabáquica que a parte de repercutir en la disminución de la prevalencia de un gran número de problemas de salud, lo haga también en la transmisibilidad y gravedad de las infecciones por COVID-19.

Artículo completo pinchando Aqui

 

1