Pensamientos y eficacia de psicofármacos

En otras ocasiones, desde este blog hemos tratado el tema de la eficacia de los antidepresivos (Pincha aquí) y los hemos comparado con otras alternativas terapéuticas como la terapia cognitivo conductual (Pincha aquí) , que es considerada como la primera terapia de elección para los trastornos de ansiedad y afectivos de leves a moderados por encima de los psicofármacos en los Servicios nacionales de Salud de países desarrollados de nuestro entorno. Que la terapia cognitivo conductual tenga una mayor eficacia que los psicofármacos para esos trastornos puede deberse a que el cambio de pensamiento operado mediante la aplicación de estas técnicas produzca un cambio neuroquímico en el cerebro. De la misma manera que la contemplación de imágenes desagradables o luctuosas provoca cambios neuroquímicos que dan lugar a emociones como la tristeza, ¿podría ocurrir lo mismo entre pensamientos y eficacia de psicofármacos?.

Si tenemos en cuenta que nuestras emociones pueden venir mediadas por acontecimientos que ocurren en nuestro entorno y que interpretamos de manera diferente, podemos decir entonces que esos acontecimientos cambian nuestra neuroquímica para que experimentemos una u otra emoción ligada a ese suceso. Así por ejemplo la misma situación puede generar   cambios neuroquímicos y emociones diferentes en función de que interpretación se haga de ese mismo hecho. De esta manera la explosión de unas instalaciones americanas en la guerra del golfo podría ser interpretado de manera diferente si el espectador es un insurgente Talibán o un militar norteamericano. Las diferentes interpretaciones de un mismo acontecimiento generarían probablemente júbilo y alegría en el insurgente Talibán y Rabia y Tristeza en el militar norteamericano. Por tanto deberíamos sospechar que los cambios bioquímicos que generan una u otra emoción están mediados por la interpretación que cada sujeto realiza del mismo acontecimiento y no por el acontecimiento en sí.

Imaginemos a una persona en tratamiento con antibioterapia por una infección oral que piensa que no se va a curar jamás, probablemente este pensamiento le pueda hacer sentirse triste y ansioso, pero sin embargo el antibiótico hará su efecto, independientemente de que lo que el enfermo piense. Sin embargo en una depresión, los pensamientos negativistas del paciente podrían generar una neuroquímica que podría interferir en la respuesta al fármaco. Es decir, si el paciente esta bajo medicación antidepresiva, pero piensa que el no vale para nada probablemente su depresión no remita hasta que se produzca un cambio de creencias.

La relación entre pensamientos y emociones positivas y su influencia en los niveles de dopamina en los espacios intersinápticos ha sido estudiada por Friedrickson (Pincha aquí) e investigadores como Andrea B. Burns o Jessica Brown (Pincha aquí) concluyendo que las emociones positivas provocaban cambios en la función dopaminérgica en el cerebro. Por lo tanto, en el sentido inverso,  la presencia de pensamientos y emociones negativas podrían reducir esta función dopaminérgica interfiriendo en la respuesta al fármaco si no se modifican esas cogniciones mediante terapia cognitivo conductual.

En otras palabras. un paciente depresivo que piense que no vale para nada y que el mundo no tiene nada de bueno ¿se curará en función del tiempo que lleve medicándose o en función del tiempo que trate en  dejar de creer que no vale para nada y que el mundo no tiene nada de bueno?.

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